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Chica sentada encima de un tractor

De Madrid a León, la ruta del talento...

En el próximo número de Gente que Cuenta, tenemos el placer de conversar con Carolina Rodríguez. Tras su experiencia en ISDI Madrid, Carolina ha decidido regresar a León para integrarse en la empresa familiar dedicada al movimiento de tierras, asumiendo el relevo generacional.

Su decisión refleja una tendencia creciente: jóvenes profesionales que, tras adquirir experiencia en grandes ciudades, optan por regresar a sus lugares de origen para contribuir al desarrollo local. En Castilla y León, un 16,2% de los jóvenes reside en una provincia distinta a la de su nacimiento, cifra que duplica la media nacional del 8,1%. (salamancartvaldia.es)

Carolina Rodríguez se define como una comunicadora nata, impulsada por los retos que le permiten crecer tanto personal como profesionalmente. Tras su experiencia en Madrid como Community y Communications Manager en uno de los referentes de la formación digital, decidió dar un giro a su trayectoria y regresar a León para incorporarse a JESUCAR, la empresa familiar. Allí, está aplicando su conocimiento en desarrollo empresarial y comunicación, aportando una visión renovada a un sector con grandes desafíos y oportunidades.

Pero este cambio va más allá de lo laboral. Hablar con Carolina es descubrir cómo las nuevas generaciones pueden encontrar propósito y crecimiento fuera de los grandes centros urbanos. Su historia refleja resiliencia, adaptabilidad y compromiso con sus raíces, demostrando que la juventud, sin etiquetas, es una fuerza de transformación real.

En esta entrevista nos adentramos en su visión, sus aprendizajes y cómo está afrontando el desafío de modernizar y liderar una empresa familiar. Con respeto por el trabajo realizado hasta ahora, pero con la energía y la ambición de impulsar su evolución, Carolina nos muestra cómo tradición e innovación pueden ir de la mano.

Le pedí que eligiera una fotografía que le representara, por cualquier motivo, y la ha traído muy bien pensada. 


¿Por qué esta fotografía, qué representa para ti? … …

Esta foto me hace sentir mucho orgullo porque me devuelve a mis orígenes, al trabajo de mis padres, al campo; pero también veo a una chica joven que se sube al tractor y desde muy pequeña se ha decidido explorar otros horizontes muy distintos, del pueblo a la ciudad, sin miedo y con muchísimas ganas.

¿Quién es Carolina Rodríguez? … …

Pues es una chica normal, pero que siempre anda tramando algo. La realidad es que no sé estar quieta. Me encanta estar conociendo gente, aprendiendo cosas nuevas, viviendo experiencias diferentes. Me cuesta bastante responder a esta pregunta porque ni si quiera yo lo había hecho antes, más allá de la típica entrevista de trabajo, pero lo cierto es que me definiría como una persona “todoterreno”, lanzada, empática, constante, curiosa, trabajadora, disfrutona… y ya está. Creo que al final uno habla de quien y como es haciendo cosas, tratando a otros, dando ejemplo, más allá de palabras que van y vienen.

¿A qué te gustaba jugar cuando eras pequeña? 

La verdad es que era una niña bastante inquieta y nerviosa, no me conformaba con cualquier cosa. Tenía bastante imaginación así que me encantaba dibujar y pintar para entretenerme (también las paredes de mi casa, para disgusto de mí madre). Pero también me gustaban los juegos deportivos, de moverme mucho y quemar toda esa energía diaria que tenía, así como los que todo el mundo llamaba “juegos de chicos”, como futbol o bien a cargar máquinas con tierra con mi primo pequeño, irónicamente y sin saber que estaría muy relacionado con mi propio futuro.

¿Y qué querías ser de mayor?

Esta es una pregunta interesante en mi caso, porque he sido la indecisión hecha persona. He debatido mucho conmigo misma acerca de cuál es “mi talento”, por eso de que se dice que todo el mundo tiene un talento y quién es malo haciendo algo, es que no ha encontrado aun lo que verdaderamente le apasiona.

Cuando tenía cinco o seis años quería ser peluquera. Me dedicaba los sábados por la noche a hacerle todo tipo de peinados, por llamarlos de alguna manera, a mi madre, y ella se dejaba encantada porque disfrutaba y se relajaba mucho.

Luego, pasé por una fase en la cual quise ser bióloga, más hacia cuarto de la ESO; también me inspiraba mucho el ejército en aquel momento, pero no llegué a mucho más que curiosear. Más tarde, disfrutaba mucho estudiando Historia, pero descarté seguir esa carrera por la falta de oportunidades y, luego, en paralelo a todo esto, dedicaba mis ratos libres de adolescente a escribir. Me desahogaba con un pequeño cuaderno sobre cualquier cosa, y ello sumado a que me encantaba “saber de todo”, pues derivó en Periodismo. Y recuerdo claramente una pregunta que nos hicieron el primer día de clase: ¿Cómo os veis en 10 años? Yo recuerdo que lo que pensé no tenía mucho sentido en ese momento porque no conocía ningún caso, pero respondí: me gustaría ser mi propia jefa haciendo cosas que me apasionen como el periodismo. Siempre he admirado mucho a estas personas que tienen varios proyectos simultáneos que quizás no tienen mucho que ver entre sí, pero que realmente son capaces de sacar adelante. Yo aún sigo haciéndome preguntas sobre mi verdadero talento, pero es cierto que reconozco ya que disfruto tratando con personas, construyendo cosas de cero, comunicando, aunque quizás no sea desde la óptica periodística más pura.

De Madrid a León: un cambio de vida y de perspectiva

Es una decisión que me costó tomar 3 años y lo cierto es que confluyeron varios factores. Desde el punto de vista más profesional, me gustaba mucho mi trabajo, pero no me veía a mí misma haciendo eso toda la vida, quería probar cosas nuevas y más retadoras. Por otro lado, la vida en Madrid es genial, pero a veces es agotadora. Es una ciudad que siempre me encantará, pero creo que para los jóvenes ahora mismo es una odisea, entonces entendí que no debía aferrarme al sueño “madrileño” como todo el mundo estaba haciendo y mucho menos, seguir una corriente. Reflexioné de verdad y me di cuenta de la oportunidad que tenía en casa, las cosas que se podrían hacer y la calidad y flexibilidad de vida que eso podría darme y que en esos momentos no tenía. También valoré la parte personal de amigos, pero, al final, cada cual sigue su rumbo y lo que esta ahí para ti, lo estará siempre.

La verdad es que al principio tenía muchos miedos, valoré todas las situaciones posibles menos la de sentirme bien y la realidad es que está siendo uno de los mejores momentos de mi vida. Las primeras semanas fueron un poco complicadas y tuve que ser más paciente con el proceso, pero poco a poco todo fue cogiendo forma. Después es cierto que también echo mucho de menos a mi núcleo duro de amigos, pero la satisfacción personal que estoy sintiendo diariamente es impagable.

¿Cómo empezó todo?

La empresa familiar empezó allá por 2008, cuando mi padre pasó de ser autónomo a montar algo conjuntamente con mi madre y fue Movimiento de Tierras JESUCAR. Tuve mis dudas con el nombre al principio (no es lo más marketiniano), pero el propósito nos lo han grabado a fuego. Ellos han sido emprendedores desde el minuto 1 y nos lo han transmitido desde muy pequeños, tanto a mi hermano como a mí.

Mis padres empezaron comprando su primer tractor con una especie de apero llamado “trailla”, que casi nadie conoce ni pronuncia demasiado bien, después de ir de banco en banco hasta que finalmente uno les dio el empujón. El objetivo era trabajar tierras agrícolas de agricultores para rentabilizar al máximo su producción a través de la nivelación del terreno. Poco después compraron su primer láser, -nada que ver con el nivel con el que medía mi abuelo-. Y el resto es ya una historia de muchos madrugones, muchos kilómetros, muchas noches fuera de casa (incluso durmiendo en el coche), mucho picar piedra en zonas donde apenas se conocía este trabajo incluso se desconfiaba de los resultados y mucho arrojo para empezar a ganar pequeños contratos en obras civiles donde las reglas nadie te las enseña. Y todo va así hasta que mi hermano se incorpora y la SL va creciendo, tanto en número de maquinaria, como en empleados hasta ser los 20 que somos ahora. Hemos empezado a diversificar comprando excavadoras de diferentes tipos, aprendiendo a instalar tubería y ampliando cada vez más nuestras posibilidades dentro de los trabajos de adecuación en obras, pero sin darle la espalda al campo, que siempre ha sido una importante fuente de ingresos para nosotros.

Emprender en un sector del que apenas has oído hablar, y el paso a paso en el proceso.

Por otro lado, y hace muy poquitos meses, mi hermano y yo decidimos montar otra empresa para probar con el mundo inmobiliario y de construcción en edificación, así que en ello estamos ahora, entre una empresa y otra, tratando de que todo salga y salga bien. Poniéndole muchas horas, hablando con mucha gente, aprendiendo cada día sobre un sector bastante nuevo para nosotros, pero con infinitas ganas de superarnos.

Pero no todo es bonito, también ha habido frustración y ansiedad. No es un cambio fácil, porque en cierto modo empiezas de cero, sin hoja de ruta clara, siendo un poco tu propio timón y con un día de 24 horas. Pero como todo, es cuestión de tiempo que las cosas se vayan encarrilando y empiezas a ver los primeros frutos como contratos importantes que salen, el paso a paso de una obra que al principio era casi inviable y un largo etcétera.

Como se habrá notado, una pieza fundamental para mí en este cambio ha sido mi hermano; es mi mano derecha, la persona con la que debato cada decisión, comparto cada inquietud y cada idea, así que sin él; y sin el apoyo de mis padres, que desde la sombra nos están observando y, de alguna forma, protegiendo, nada de esto sería posible. También, yo personalmente hago una apuesta diaria por mi salud mental, voy a terapia, practico deporte, y hago multitud de planes más allá del trabajo, porque como he dicho ya, no puedo estar quieta mucho tiempo y eso, también es lo que me da vida. 

Luego también tengo mis truquitos y algo muy práctico que me hace empezar bien el día es hacer la cama. Quizás parezca una tontería, pero me aporta orden mental, me inflige una especie de autodisciplina para luego cumplir otras tareas y me transmite paz ver que todo sigue su curso, al menos visualmente, y más allá de otros imprevistos diarios.

Respecto a la adaptación más a nivel profesional, ISDI y otras empresas en las que estuve, compañeros a los que conocí y diferentes responsables con los que trabajé, me dieron perspectiva analítica y estratégica para ahora tomar decisiones, a pensar de mi inexperiencia en este campo, más meditadas, responsables y eficientes. Por otro lado, mi lado más comunicativo, está haciendo que enfoque mi trabajo en la empresa de forma mucho más profesionalizada, más estructurada y por qué no, de manera más creativa dentro de un sector, más bien, “carca” y poco acostumbrado al cambio.

Por todo esto, si estás en una situación similar a la mía y estás pensando en hacer un gran cambio en tu vida, nunca es tarde si tienes una pequeña motivación, por pequeña que sea.

Luego todo se va dando, y tú solo tienes que dar el primer paso y seguir trabajando para ello día a día. Yo también tuve mis propias inspiraciones aquí de León, gente joven que cambiaba la ciudad por proyectos más pequeños y quizás menos atrayentes en un inicio, pero luego cuando ves los progresos, dices ¡qué envidia! Y es entonces cuando te das cuenta que te encantaría vivirlo a ti mismo.

Estamos terminando, y quiero preguntarte, desde tu experiencia, ¿Cómo crees que la juventud puede aportar valor a las empresas familiares y a los entornos fuera de las grandes ciudades? ¿Qué cambios culturales podrían impulsar una mayor integración y liderazgo de los jóvenes en estos ámbitos?"

Es complicado acertar con una receta. Sin embargo, creo que en los entornos rurales y ciudades más pequeñas hay un enorme potencial para desarrollar nuevos proyectos y líneas de negocio que quizás en las grandes capitales ya están muy vistas, y esto es una gran oportunidad para la gente joven. También, y teniendo en cuenta que la mayor parte de empresas en España son pymes y una gran parte no se ha digitalizado y ni si quiera ha evaluado su potencial de mejora, los jóvenes tenemos mucho que decir ahí.

Por otro lado, es cierto que yo tengo la suerte de que mis padres saben y quieren delegar, ellos están satisfechos ya con lo que han conseguido pero a nosotros nos apoyan para llegar más lejos y eso es muy importante.

En cuanto a cambios más estructurales a nivel gubernamental, sinceramente creo que las ayudas no es que sean inexistentes, pero no son lo suficientemente conocidas, las instituciones no están aprovechando el poder de las redes sociales

Ahora mismo los jóvenes estamos viviendo una crisis existencial a nivel profesional, de poder optar a una vivienda y otros muchos debates internos, y parece que la única salida es Madrid o eso se nos está haciendo creer. Además, hoy en día con Internet es que no hay límites a nivel profesional. Puedes llegar a donde quieras desde tu casa.

Se me ocurre el ejemplo de Mi tienda de Arte, que ya factura más de 20 millones de euros desde una nave, aquí en León, y todo empezó con la motivación de un chico joven por mejorar el negocio de sus padres, una pequeña tienda de manualidades del casco antiguo.

¿Con qué te quedas y qué plan tienes ahora?

Como lección de vida, me quedo con no ponerle puertas al campo, como se suele decir. También he aprendido que soy más fuerte e independiente de lo que pensaba y eso me reconforta muchísimo, y me da alas para seguir pensando en nuevos proyectos. Y cuando dudo, siempre me pregunto ¿y por qué no?

Mi plan de futuro es ir cumpliendo objetivos. Me gustaría hacer más rentable lo que ya tenemos, aplicando mejoras en tecnológicas que aún no hemos implementado y que nos puedan permitir aumentar el control interno y a la vez ser más eficientes y productivos fuera; abrillantar un poco la cara de la marca, encontrar nuevos aliados dentro de la industria y luego ya iremos viendo. Como ves, un plan para no estar muy quieta. 😊

Un libro, una peli y una canción... siempre terminamos así. 

Uf, ¡qué difícil! Diría que desde que la vi, de mis películas favoritas es Intouchables (2011) pero también me gusta mucho Belle Epoque, no tienen mucho que ver entre sí pero son dos grandes películas que vería continuamente, y que me hacen detenerme a apreciar la vida desde un punto de vista más liviano y divertido, lo que en ocasiones es muy necesario.

En cuanto a una lectura, me quedo con uno de Sandra Barneda llamado Hablarán de Nosotras, que reúne historias de mujeres relevantes en la historia sobre cómo superaron diferentes adversidades a lo largo de su vida. Me inspiró un montón cuando lo leí.

Y sobre música, esta es la más complicada porque escucho música 24/7 y de muchos tipos. Me quedo con Demons de Imagine Dragons, que habla de lidiar con las enfermedades mentales, la ansiedad y todos esos demonios internos que a veces tratan de paralizarnos, pero a los que somos capaces de hacer frente.

Será una maravilla que esta historia llegue a muchos jóvenes que se retan día a día y que llevan dentro mucho que ofrecer. Transitamos por unos momentos en los que parece que no hay tiempo para fijarse en pequeños detalles y para apoyar, empujar a quienes sólo, en muchos casos, precisan de una escucha un poco más profunda y ni siquiera una palabra de aliento. 


Construyendo el futuro...

¡Muchas gracias Carolina! Tu historia Carolina nos recuerda que el crecimiento no siempre implica avanzar en línea recta, sino encontrar propósito en cada giro del camino. Su decisión de dejar Madrid para liderar la transformación de la empresa familiar en León es un reflejo de valentía, visión y compromiso con el legado.


 


Ahora te toca a ti. ¿Qué papel juegas en la evolución de tu entorno? ¿Cómo puedes contribuir, desde tu experiencia y talento, a transformar lo que te rodea? La clave no está en el lugar, sino en la actitud con la que decides habitarlo.